MASONERÍA AL DÍA / Solsticio de Invierno: Llamado a mirar el horizonte

Columna de opinión

Solsticio de Invierno:

Llamado a mirar el horizonte


Manuel Romo –Director de Investigación Histórica de GLCH

El solsticio de invierno tiene una carga docente que nos fortalece y alegra, que nos señala el momento preciso para analizar lo realizado y nos marca el punto de partida para emprender nuevos desafíos, para mirar hacia el horizonte y precisar las metas a las que deseamos llegar en el próximo período de nuestras vidas.

Cuando la oscuridad se hace más densa, cuando todo pareciera llegar a su fin, el iniciado sabe lo que todos quienes le antecedieron en el camino iniciático constataron antes que él: El solsticio de invierno es símbolo de esperanza.

Ese es el mensaje que el masón debe instalar en el corazón de los hombres que viven espiritualmente en los sombríos parajes de la desesperanza; en los de esas personas cuyas ilusiones parecen haber sido sepultadas por las hórridas sombras del pesimismo.

Los solsticios, que tan relevantes fueron para los seres humanos cuando se daban el tiempo de observar la naturaleza, marcaban el paso de las estaciones y eran esperados con ceremonias especiales que congregaban y comprometían a todos.

Para los antiguos, el solsticio de invierno señalaba el momento en que el Sol dejaba de alejarse y se renovaba la esperanza en que, de la tierra, luego de un tiempo de reposo, volvería a brotar la vida.


Para los constructores en piedra, además, los solsticios eran hitos de suma importancia para determinar la orientación que darían a los edificios sagrados, en los que la luz estaba cargada de símbolos de vida y trascendencia.

Cuando se creó la Masonería especulativa, los solsticios fueron rescatados de las viejas tradiciones para darles un espacio en el imaginario masónico, estableciéndose los días 24 de junio y 24 de diciembre para celebrar las fiestas solsticiales.

Hay testimonios de prensa que dan cuenta de los banquetes con que los hermanos de Valparaíso finalizaban sus reuniones del 24 de junio, en el siglo XIX. En estos encuentros fraternales había discursos esperanzadores, interpretaciones musicales y renovación de compromiso con los principios de la Masonería.

La Masonería llama a mirar al futuro con optimismo y a los iniciados los invita a renovar sus votos de fidelidad a la Orden y de compromiso con la vida.

¡Felices fiestas solsticiales!