Columna de opinión
¡Trabajemos con las manos y con el corazón!
Manuel Romo –Director de Investigación Histórica de GLCH
La Masonería chilena se vinculó al mundo del trabajo desde sus primeros años, ayudando a crear agrupaciones de artesanos e incorporando a las Logias a sus dirigentes.Muchos de ellos alcanzaron gran figuración en la historia del movimiento obrero nacional, como Lorenzo Arenas o Pascual Lazarte.
Estuvo en la esencia de las logias el colaborar con la educación nocturna para obreros, surgiendo, de esta forma, escuelas e institutos en los que los hermanos
ejercían como profesores voluntarios.
El 30 de mayo de 1914, la Logia Cóndor N°9 inició a Moisés Poblete Troncoso, un joven abogado de 24 años, quien, más tarde, estaría entre los fundadores, y sería Venerable Maestro, de la Logia La Montaña N°50. En este último cargo, en 1919, organizó un ciclo de charlas sobre “El problema obrero en Chile”, en el que intervinieron, entre otros, los hermanos Daniel Martner y Santiago Labarca.
Enviado en misión gubernamental al extranjero, el hermano Poblete Troncoso asumió cargos de gran importancia en la Organización Internacional del Trabajo.
El escritor Carlos Droguet Alfaro, Premio Nacional de Literatura 1970, fue iniciado el 30 de octubre de 1940, en la Logia Cóndor N°9, cuando tenía 38 años de vida y una buena trayectoria como redactor en La Hora, Vistazo y Extra. Había adquirido fama con el texto titulado “Los asesinados del Seguro Obrero”, publicado por la Editorial Ercilla, en relación a la matanza del 5 de septiembre de 1938, que había dejado un saldo de 59 jóvenes asesinados.
Cinco meses después de su iniciación, colaboró con la Revista Masónica de Chile escribiendo un texto titulado “1° de mayo”, con la finalidad de conmemorar el Día del Trabajo.
En su artículo, Droguett recordó a los ocho mártires de Chicago, arrestados en esa ciudad norteamericana, en 1886, durante la manifestación que pedía la implantación de la jornada de ocho horas de trabajo.
Su artículo, lo centró Droguett en las mujeres que habían participado en la marcha, en aquellas que habían caído heridas y en las que vivieron, con impotencia,el juicio a que se sometió a los ocho prisioneros.
Considerando la Masonería que el trabajo es uno de los deberes y uno de los derechos esenciales del ser humano, por iniciativa de la Logia Renovación N°31, la Gran Logia de Chile, en 1945, estableció la Fiesta del Trabajo Masónico.
En un artículo escrito por mano anónima en la Revista Masónica, dos años más tarde, se celebraba esta fiesta diciendo:
“¡Trabajemos con las manos y con el corazón! Y que este deseo universal y generoso, pueda ser dedicado también a todos los hombres de los pueblos que sufren, que luchan y que vencerán, entonando entonces, como un canto a la Naturaleza, el himno de la vida, lleno de aire y sol, en una humanidad preñada de todos los atributos de la libertad”.