Columna de opinión: Manuel Romo Sánchez
Carlos Cortés Barrios
A cinco años de su paso al Oriente Eterno
El querido hermano Carlos Cortés Barrios, Miembro Honorario de la Gran Logia de Chile, ingresó a la Masonería el 9 de septiembre de 1967, al ser iniciado en la Respetable Logia Superación N°21, de Santiago, en la que fue elegido Venerable Maestro para el bienio 1982-1983 y nombrado Miembro Honorario en 1998.
A partir de ese momento comenzó una larga vida de servicios en bien de la Orden, al ser designado secretario de la Comisión de Educación de la Gran Logia, cargo que ocupó por varios años. En 1991 formó parte de la comisión de educación asesora del Gran Maestro, dos años más tarde fue designado miembro del Consejo de la Gran Logia y en 1994 integró el Departamento de Publicaciones de la obediencia.
Para el los años 1994-1995 fue elegido Primer Gran Vigilante.
Dos años después, integró la delegación chilena a la XVII Gran Asamblea de la Confederación Masónica Interamericana.
En 2007 se afilió a la Respetable Logia Luigi Stéfano Giarda N°179 y, más adelante, estuvo entre los fundadores de las RRLL Juvenal Hernández N°223 y Pedro Castelblanco Agüero N°229.
Sus inquietudes por la historia de la Orden, sus rituales y simbolismo, le impulsaron a incorporarse a la R. Logia de Investigación y Estudios Masónicos Pentalpha N°119.
En 2011 tuvo parte activa en la programación de las actividades que se harían al año siguiente, con ocasión de cumplirse el sesquicentenario de la fundación de la Gran Logia de Chile.
Entre 2009 y 2016 se desempeñó como Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado XXXII para la República de Chile.
El día de su funeral, el querido hermano Carlos Soto Concha expresó las siguientes palabras que retratan la figura del hermano que hoy recordamos:
“Tiempos Extraordinarios requieren de hombres extraordinarios, la Orden Masónica chilena disfrutó de la espléndida fortuna de contar entre sus filas, en un momento de confusión y perplejidad, con un hombre como Carlos Cortés Barrios, heredero de una rica tradición de viejos masones, caracterizados por profundas convicciones doctrinarias, por un acendrado conocimiento de nuestras tradiciones, usos y costumbres y carentes de ambiciones personales, todo lo cual los distinguen como verdaderos maestros en el oficio de masón”.
El ejemplo de buen masón que dejó el querido Carlos Cortés Barrios seguirá siendo motivo de inspiración para quienes le conocimos y, con afecto, recordamos.