Hermano Álvaro Pulgar G: 70 años de Masonería ininterrumpida
“La verdad siempre se nos va a escapar, cuando creemos que estamos llegando a ella”. APG
Nos recibió con la amabilidad y sonrisa de siempre, en su departamento, para hablar de masonería, de la familia y la vida. El Querido Hermano Álvaro Pulgar G., ex Soberano Gran Comendador, grado 33, con una profusa trayectoria en la masonería se encuentra próximo a cumplir 100 años, de los cuales 70 ha sido y continúa siendo masón.
Dice estar muy contento de pertenecer a una institución tan importante y prestigiosa en Chile. Muchos presidentes han sido parte de la masonería como Alessandri, Ibáñez del Campo, González Videla, entre otros, todos ellos personajes notables que es un orgullo la influencia de la masonería en la Historia de Chile, que ha tenido alcances notables.
Fue iniciado en la
Logia Renovación 31 pero luego su trabajo masónico lo desarrolló en la Logia
Paz y Concordia N 13 en Concepción donde pasó parte de su vida. Al mencionar
Concepción hace un recorrido mental por las calles de la ciudad con nombres de
personas que hicieron grandes contribuciones, personajes que han dedicado su
vida a la región, la universidad de Concepción, los colegios como notables
ejemplos y el prestigio que tiene la masonería. La etapa que vive hoy es de fraternidad
con sus amigos, ir a su Logia cada vez que puede y compartir con su familia
esos espacios de alegría y goce.
INALTERABILIDAD DE LA DOCTRINA MASÓNICA
“La doctrina masónica
es la misma, no hay cambios y la formación de los hermanos se mantiene con la
misma fuerza, el entusiasmo y la calidad del trabajo que se realiza en las
Logias es la misma. Los masones han cambiado, no así la masonería. Hoy, el
promedio de ingreso es 30 años, en mi tiempo se ingresaba con menos edad”, reflexiona
el Hermano Pulgar.
En su opinión, la formación ética, moral no es sujeto de grandes cambios. La práctica de la fraternidad no se da solamente entre masones sino se extiende a toda la sociedad. No se puede medir la fraternidad fuera del entorno propio, o más allá de lo masónico, pero se reconoce la fraternidad afuera.
Le preocupa que hace
tiempo que deberían ser más de 15 mil Hermanos. El punto es cómo interesar a
los jóvenes para que estudien filosofía, historia, ambas disciplinas relevantes
para la formación de un masón. Los jóvenes tienen otros intereses: la computación, el celular y la lectura ha pasado a segundo plano lo que disminuye la capacidad de
reflexión, de pensar.
“La masonería tiene
que mantenerse con su ideario de fraternidad pues la convierte en un
facilitador de muchas cosas. Hoy ese ideario no se ha alcanzado pues el mundo
está lleno de conflictos, y no hemos logrado hacer que la Fraternidad sea algo
importante, relevante”, acota el Hermano Pulgar.
Las guerras continúan, sin tregua, en la selva, en el océano siempre el más grande destruye al más chico. Después de la primera guerra mundial nadie avizoraba que vendría una segunda guerra y que los conflictos no tendrían un término. Pareciera que la naturaleza humana es beligerante, peleadora y de combate. La fundación y el ordenamiento de la masonería se produjo en el Convento de Lausana en 1875. Si se lee el Tratado, el problema es el mismo y la Masonería trata de evitar esas barbaridades.
“Hice clases de ética y revisando mis apuntes, los conflictos se repiten y por lo mismo la masonería trata de que eso se supere a través de la formación de las personas. Primero hay que ser fraternal con otros ritos, la hegemonía de poder, el manejo político de la situación no conduce a nada si no somos fraternales”, añade el Hermano Pulgar.
FAMILIA, DOCENCIA Y
MASONERÍA
“A mi edad, no pienso
mucho en el futuro y prefiero pensar que la felicidad y la alegría sea posible
para mis nietos, mientras disfruto con mis amigos. Para los jóvenes masones
solo deseo que sean masones integrales, que participen, estudien y se formen”.
Lleva 65 años de
casado, tiene 4 hijos, y 4 nietos. Estudió Ingeniería y se dedicó a la docencia
universitaria durante 50 años en la Universidad de Concepción, en la
Universidad Técnica del Estado, la Universidad de La Serena -vivió muchos años
en esa ciudad. En la década de los 90, fue director de Ingeniería Civil. Trabajó
en CAP y dice que le dolió su cierre, pues si hace 10 años se hubiesen tomado medidas,
todo habría sido diferente. Pronto se retracta de dar su opinión porque
reconoce que hace muchos años dejó de trabajar allí y ya no es parte de esa
realidad.
Sus raíces son
masónicas. Su padre, un gran ejemplo para él, fue Venerable Maestro en Valdivia
en la Logia Luz y Trabajo N 32. “Aún recuerdo los paseos que se hacían a la
Logia, todos los años. Arrendaban un barco a Manzanares y en el trayecto que
demoraba una hora y media, se iba cocinando con el calor de la caldera del
barco. Se comía y conversaba. Todos mis amigos que hice en esos paseos se convirtieron
en masones. Mi madre iba a la “Gota de Leche”, institución a cargo de las
esposas de los masones. Repartían leche a las mujeres de escasos recursos pues
significaba una ayuda relevante”, recuerda el hermano Pulgar.
No habla de todos los
cargos que ha ocupado en la oficialidad de la Gran Logia de Chile y luego en el
Escocesismo, y solo reafirma que la masonería ha sido parte de su vida, y que
no hay mejor escuela.
El Hermano Pulgar es un masón prudente, de pocas palabras, sabio que piensa que “la verdad siempre se nos va a escapar, cuando creemos que estamos llegando a ella. El camino para llegar a ella puede ser la ciencia, el arte, la filosofía, porque cada persona es libre de escoger el camino. El científico, el artista o el filósofo terminan entendiéndose, desde concepciones distintas pero complementarias”, añadió el Hermano Pulgar.