Dos grandes lectores masones para el “día mundial del libro”
Como es sabido, la UNESCO escogió una fecha simbólica para celebrar el día del libro. La fecha se remonta a 1926, cuando se visualiza que un 23 de abril de 1616 fallecieron Cervantes, Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega. También en un 23 de abril nacieron – o murieron – otros escritores eminentes como Maurice Druon, K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla o Manuel Mejía Vallejo. Qué mejor motivo que celebrar recordando estos grandes autores de la literatura universal.
Manuel Romo, director de Investigación Histórica de la Gran Logia de Chile y Roberto Rivera, presidente de Letras Laicas-que reúne a masones escritores, reflexionan sobre lo qué significan los libros y lo que implica apropiarse de ellos en su lectura.
¿Por qué y para qué leer?
M. Romo: La lectura abre la mente a nuevos mundos, algunos imaginarios y otros reales, y a las reflexiones de otros, que, como uno mismo, intentan desentrañar misterios, comprender las acciones de personas e instituciones, y explicarse motivaciones y consecuencias del actuar de personajes.
R. Rivera : Leo porque aprendo, porque disfruto profundamente del lenguaje, de la musicalidad del lenguaje, de la construcción y las formas, de las estrategias poéticas y narrativas, de los mundos refrescados en la obra, la creatividad, las emociones, lo no dicho y sugerido, de cómo se nos revela un personaje, los diálogos con otros textos y ese inexplicable placer de reconocerte en ti y en otros.
¿Por qué lees lo que lees?
M. Romo Leo, fundamentalmente, libros que sirvan para mis propias investigaciones históricas, que aporten contexto a los escenarios en que desenvolvieron sus vidas aquellos sobre quienes escribo, y biografías y epistolarios que revelen la intimidad de hombres y mujeres cuyas acciones influyeron en el desarrollo de las instituciones que me interesan.
R. Rivera :Como decía, por placer y si no me causa placer dejo el libro como me ocurrió con “Nuestra parte de la noche” de Mariana Enríquez, una completa lata; tampoco leo literatura chatarra tan de moda y en boga en nuestro tiempo.
¿Qué libro recuerda con cariño?
M. Romo Como todos los niños de mi época, comencé leyendo cuentos breves y cómics, a los que sumaba vidas de santos, que me regalaba una tía abuela muy religiosa. Felizmente, una tía paterna – gran lectora – vio en mí las mismas inquietudes que a ella la habían motivado a la lectura y me regaló “La Isla Misteriosa”, de Julio Verne. Ese libro es el primero que viene a mi mente con cariño.
R. Rivera: Muchos: “El gran sertao veredas” de Guimaraes Rosa; “El gran Meaulnes” de Alain Fornier; “A la rebusca del tiempo perdido” de Marcel Proust; “Triste, solitario y final” de Osvaldo Soriano; “El maestro y Margarita” de Mijail Bulgákov; “El ingenioso hidalgo…” siempre, al igual que “La tragedia de Macbeth”; “El rey Lear”… "A pie por Chile” de Manuel Rojas.
¿Qué lugar le asigna la masonería al libro?
M. Romo Para la masonería es fundamental que sus integrantes estén permanentemente estudiando, única forma de impulsar el crecimiento intelectual y de dialogar con los pensadores del pasado y del presente. La lectura, por lo tanto, forma parte de la cotidianidad masónica y el libro es un buen amigo que ocupa un lugar prioritario en nuestros afectos.
R. Rivera: La masonería le asigna al libro un lugar central y se lee mucho, muchísimo, aunque los hermanos en general no sean muy aficionados a la lectura de ficción. Ignoro los motivos, tal vez se trate de algo así como la lucha entre el carnaval y la cuaresma, entre lo lúdico y la razón pura.
¿Son buenos lectores los masones?
M : Rom Los masones leemos bastante. Algunos libros los leemos por obligación, porque nuestros estudios masónicos así lo exigen; pero otros los leemos por el placer de conocer a nuevos autores y comentar sus obras con nuestros hermanos. Constituimos una gran comunidad de buenos lectores.
R. Rivera: Buenísimos, se lo pasan leyendo...
¿Qué cambio le ha impactado en los libros?
M. Romo El principal cambio ha sido la posibilidad de leer libros en formato digital, lo que permite acceder a textos que de otro modo serían inaccesibles. En ese formato, podemos estudiar libros del siglo XVIII o XIX, inexistentes en las bibliotecas nacionales. Del mismo modo, el libro electrónico ha democratizado el conocimiento, al llegar fácilmente y con bajo costo a quien quiera leerlo.
R. Rivera: El libro digital que me cuesta incorporarlo; sin embargo, mucha de la literatura descontinuada se puede encontrar en digital como “Casa grande” de Orrego Luco; “El ideal de una esposa” de Vicente Grez, etc.
¿Se nace o se hace un buen lector
M . Romo: El buen lector se hace, dado que el hábito de lectura se adquiere en la niñez, con el ejemplo que nos dan nuestras familias. En una comunidad en la que todos leen, indefectiblemente se producirá este maravilloso contagio. También puede surgir un buen lector cuando una persona – que desea hacerse a sí misma – decide curiosear en el maravilloso mundo de los libros.
R: Rivera: Se nace y se hace, en una casa con libros con padres sensibles que leen, el mundo se amplía en 360 grados y se llena de graduaciones, de músicas y colores, de ríos y montañas, de mares y de brisas y de silencio.
¿Cuál diría que es el libro más preciado para los masones?
M. Romo Cada masón es un mundo, personal y en permanente autoconstrucción, por lo que se hace difícil imaginar que haya un libro que sea preciado por todos. No obstante, tenemos lecturas comunes, como nuestros rituales y los libros docentes de Oswald Wirth, con los que permanentemente dialogamos.
R. Rivera: Uf…todos los buenos libros, desde los Diálogos de Platón en adelante, incluso a veces “El cantar de Gilgamesch".
¿Cuántos libros está leyendo hoy? ¿Cuáles?
M. Romo Estoy en proceso de lectura de tres libros: El epistolario de Alberto Blest Gana, en dos tomos; una biografía de Eusebio Lillo y un libro titulado “Civilidad y política en los orígenes de la nación argentina”, de Pilar González Bernaldo.
R. Rivera: Muchos: “Mímesis” de Erich Auerbach; “Helgoland” de Carlo Revelli; “El año del diluvio” de Margaret Atwood; “Cuentos” de Ricardo Piglia; “Las almas muertas” de Gogol; “la ciudad del tango” de Blas Matamor “El cielo de los animales “ de David James Poissant; “La narración-objeto” de Juan José Saer...
Defina qué es un libro.
M. Romo El libro es un buen amigo que nos lleva de paseo a mundos que no habíamos explorado, con el que discutimos sin pelear, con el que dialogamos desde la primera a la última página y que nos motiva a continuar conversando con otros libros, para explorar otros derroteros sugeridos por su lectura.
R. Rivera: Es un objeto ya sea material o digital, que guarda o atesora en sus páginas a través del lenguaje el saber o las limitaciones de su tiempo en todo el ámbito de la cultura.
¿Qué está escribiendo hoy?
M. Romo: En los últimos dos meses he estado preparando un libro sobre un chileno del siglo XIX, principalmente enfocándome en su vida como masón. Confío en que será una buena contribución, pues es un aspecto muy desconocido de este importante personaje. Espero tenerlo terminado y publicado en el mes de julio.
R. Rivera: Escribo una novela en la cual comienzo a enfilar hacia el final, urdiendo la trama y el desenlace; o quizás sea que la novela me escribe a mi.